jueves, 25 de noviembre de 2010

Espiritus de la noche.


Seres con mascaras de cristal
danzan a mí alrededor
chocan sus cuerpos entre si
mientras susurran débiles murmullos a sus oídos.

Lagrimas brotan de sus ojos
empañando sus bellas caretas
todos lloran al unisonó
y astillan con sus lamentos
sus fríos corazones.

Tratan de consolarse entre si
más, no pueden abrazarse
pues sus brazos se han caído
y sus cuerpos se quiebran a pedazos.

Sus lágrimas congelan la tierra
y los fragmentos de su existencia
se unen a la tristeza del paisaje,
el brillo que había en sus almas
se extingue en la inmensa oscuridad,
sus lamentos inundan el silencio
violando la integridad de la noche.

Se han convertido en polvo
fino polvo de cristal
el viento esparcirá sus cenizas,
el último vestigio de su existencia
y se perderán en los recuerdos
de todos aquellos que pudieron contemplarlos
y apreciaron en sus ojos
la tristeza de sus corazones.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Rito

En la noche desnuda, los amantes
cabalgan en la cresta de la ola,
primarios e inocentes como ángeles.
Tiernas obscenidades, besos, gestos
-blandos gatos oscuros- van naciendo,
van arañando el áspero silencio.
Cada caricia es nueva, como la madrugada.
Como la madrugada,
eternamente se repite el rito
y con su pulso hace girar al mundo.

Este es un poema de Piedad Bonnett, y lo extraje de su libro: Ese animal triste. Piedad Bonnett es una poetiza de origen colombiano, aunque no es de mis escritores favoritos, y de hecho no he leido su obra a exepcion del libro del cual extraje su poema, puedo decir que este poema me encanto muchisimo. Siento que refleja de una manera muy bella la imagen del amor en su consumación. Espero les guste.

Trauma.

Una manada de cerdos danzan alrededor

de un hombre moribundo

color de las sombras

se ríen y gruñen

mientras mutilan con los cuchillos de sus hocicos

el cuerpo del hombre que chilla de dolor.


Los cerdos corren en furiosa estampida

robando, matando, violando

gruñen y chillan

gritan y escupen.


Hombres altos les arrojan piedras

para que maten con ellas a sus crías

afilan los cuchillos de sus hocicos

y les inyectan veneno en las venas

para que se maten los unos con los otros

mientras ellos se ríen

aplaudiendo su bestialidad.


Cerdos, muchos cerdos

arrojándose al abismo

masturbándose, mutilándose, flagelándose

ríos de sangre que manchan la tierra

odio que crece

entre ruinas y cenizas.


La madre llora y agoniza,

su llanto se ahoga entre gritos y blasfemias

sangre y pus es lo queda en su matriz

sus hijos, producto de un aborto,

se la comen a pedazos

se matan entre sí,

destruyen todo a su paso

y gruñen y chillan como cerdos

ahogándose en su propia sangre.