domingo, 25 de enero de 2015

Esa Tarde.

Me estremezco mucho al pensar
en los inmensos días de hastío
en las veces en las que inhalaba profundo
y trataba de aguantar la respiración
hasta que sentía mis dedos entumecerse
y lloraba…
más no de tristeza.

Contaba carros
contaba personas
contaba las piedras que encontraba en el piso
y arrastraba mis pies pesadamente en el suelo
con la esperanza de desenterrar algo que me produjera placer.

No esperaba gran cosa
nada brillante,
grande

o raro, con encontrar un centavo me hubiera bastado.

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